In some far off place
Many light years in space
I'll wait for you
Where human feet have never trod
Where human eyes have never seen
I'll build a world of abstract dreams
And wait for you

UN BONITO ENSAYO DE BY STEFANY ANNE GOLBERG SOBRE SUN RA

En la sección de Egipto del Penn Museum hay un hombre de pie. Está junto a una esfinge de 12 toneladas y lleva una túnica multicolor. Su boina brilla, una capa roja cuelga desde sus hombros. “El planeta tierra no puede ser suficiente ni siquiera sin la lluvia, no produce lluvia, ya sabes”, dice a la cámara. “Luz del sol… no produce sol. El viento, no produce viento. Todo lo que produce el planeta tierra son los cuerpos muertos de la humanidad. Eso es lo único que crea.” El hombre hace una pausa y desliza su mano por la esfinge. “Todo lo demás viene del espacio exterior. De regiones desconocidas. La vida de la humanidad depende de lo desconocido. El conocimiento es irrisorio cuando se le atribuye a un ser humano”


El nacimiento de Herman Poole Blount el 22 de mayo de 1914 fue, para él, el menos significativo de todos sus nacimientos. Blount engendró a Bhlount y Bhlount engendró a Ra y Herman engendró a Sonny y Sonny engendró a Sun. Sun Ra dejó Alabama hacia Chicago y Chicago hacia Saturno, aunque nunca entendió del todo cómo había llegado al planeta Tierra en primer lugar. El nombre ‘Ra’ — el dios egipcio del sol — le acercaba más al cosmos. Cada renacer borraba el anterior, hasta que el pasado de Sun Ra se convirtió en una carretera perdida que llevaba a la nada. El pasado estaba pasado, muerto. La historia es su historia, decía, no mi historia. Mi historia, decía Sun Ra, es el misterio. Sun Ra vivió la vida entre los tiempos antiguos y el futuro, en algo así como el eterno ahora. Decía a la gente que no tenía familia y vivía en el otro lado del tiempo. Renacer puede que no sea la palabra más adecuada para el viaje que emprendió Sun Ra. Despertar es más precisa, igual que los antiguos egipcios eran despertados. Como Jan Assaman escribiera en Muerte y Salvación en el Antiguo Egipto, ser persona en el Antiguo Egipto significaba ejercer el autocontrol. Durante el sueño, una persona se disocia de su yo. La persona que duerme, por lo tanto, no tiene ningún poder, como un muerto. Pero la persona despierta es una persona en pie.

Un grande es despertado, un grande vela,
Osiris se ha levantado sobre su costado;
Él, que odia el sueño y no ama el cansancio,
El dios aumenta su fuerza…

Sun Ra creía que toda la humanidad necesitaba ser despertada. Quería librarse de las Viejas ideas y costumbres, barrer la ropa aburrida y sacudirse de encima la comida que da sueño. Ya que el tiempo presente significaba poco para Sun Ra, se decía que dormía muy raramente. Ya de niño, pasaba todo el tiempo tocando el piano o componiendo. "Amaba la música más allá del estado de que me gustara", dijo una vez. Sun Ra solo estaba obsesionado con los libro- las paredes de su habitación estaban totalmente cubiertas de libros. Los libros contenían palabras y las palabras escondían un código secreto que, de ser desvelado, revelaría verdades sobre la existencia humana. Leyó los textos antiguos de los egipcios, los africanos y los griegos, los trabajos de Madame Helena P. Blavatsky (con la que compartía las iniciales), Rudolph Steiner, P.D. Ouspensky, James Joyce, C.F. Volney, Booker T. Washington. Leyó sobre la historia perdida de los negros americanos y studio los orígenes del lenguaje. Sun Ra conocía las escrituras bíblicas mejor que cualquier predicador, leyó los conceptos de la Kabala y los manifiestos de los Rosacruces. A través de estos textos Sun Ra aprendió que era posible ordenar el caos del conocimiento humano. Teosofía, relatividad, matemáticas, física, historia, música, magia, ciencia ficción, egiptología, tecnología – todas ellas eran las claves de una existencia unificada-. Las ideas y la música llevaron a un aislado chico negro de Birmingham y le transportaron al espacio exterior. Pero la idea más importante que Sun Ra aprendió de todas sus lecturas, de todo el conocimiento que adquirió, es lo pequeño que es el conocimiento en contraposición a lo desconocido. Necesitamos lo desconocido, dijo Sun Ra, para sobrevivir.

Sun Ra abolió el sueño en su “así-llamada-vida”, escribió su biógrafo John Szwed, "igual que había hecho con las distracciones de las drogas, el alcohol, el tabaco o las mujeres”. Sun Ra no quería que el tiempo le dejara a un lado, como sucede a tantos seres humanos, gastando la mitad de sus vidas en el estupor de la duermevela. En Gurdjieff, Sun Ra leyó que el hombre vive en su costumbre, pero que puede ser despertado de su sueño con canciones sagradas y danzas. Sun Ra hizo votos para vivir cada momento con anticipación, y lo hizo a través del jazz. El jazz era la música de los que no tenían descanso, los siempre despiertos. Cualquiera podía hacer música en este ritmo y pensar “Todo es hermoso, porque iré al cielo cuando muera.” Pero la paz no es una opción para los despiertos fieros. “Pon algo de fuego en eso”, diría Sun Ra a sus músicos. “Si no estás enfurecido con el mundo, no tienes lo que hace falta”.

En el jazz, la unidad puede surgir – incluso si las notas individuales parecen fuera de tono y los ritmos no se pueden seguir. El jazz requiere disciplina y precisión, pero también una mente abierta. “Muchas cosas que hacen algunos hombres… vienen de alguna otra parte” dijo Sun Ra, “o están inspiradas por algo que no es de este planeta. Y el jazz fue lo más claramente inspirado, porque no estaba aquí antes”. El jazz era el camino hacia una experiencia mística, una especie de éxtasis razonado. Era la música de alguna otra parte.

"No encontré que ser negro en América fuera una experiencia muy agradable," dijo Sun Ra, "pero yo tenía que hacer alguna cosa y esa cosa fue crear algo que nadie poseyera excepto nosotros." Los afroamericanos habían sido siempre una sociedad secreta dentro de la más grande sociedad americana, con su propia música, su propio lenguaje, sus propios rituales. Esta historia secreta podría ser un activo para los afroamericanos en la era espacial que iba a llegar. Los afroamericanos podrían reinventar su pasado y crear una utopía futurista, quizá en un planeta distinto a la Tierra, que le parecía a Sun Ra inaceptablemente estancado en el caos y la confusión.

Sun Ra llamó a su banda la Arkestra, aunque la cosa iba mucho más allá de los límites de una banda. La Arkestra fue la gran Gesamtkunstwerk de Sun Ra, un trabajo global que atravesaba las fronteras del arte y de la vida para Sun Ra y sus músicos. Fue la pequeña Utopia de Sun Ra. El nombre Arkestra en sí mismo era una alusión al Arca de la Alianza. “Un miembro de la Arkestra” dijo Sun Ra, “es como un selectivo servicio de Dios. Recoger alguna gente. Arkestra tiene un “ra” al principio y al final. Ra puede ser escrito como “Ar” o “Ra”, y en ambos extremos de la palabra es una ecuación: lo primero y lo último son iguales… En el centro está “kest”, que es igual que “kist”, como en “Sunkist”… Leí que en sánscrito “kist” significa “brillo del sol”. Por eso llamé Arkestra a mi orquesta. “

“Y además,”, dijo una vez Sun Ra, “así es como la gente negra dice “orquesta.”

Las actuaciones de la Arkestra eran música, teatro, danza, filosofía. Combinaban lo antiguo y el futuro radical, ritmos africanos tocados con los puños y sintetizadores tocados con los codos. Los músicos de la Arkestra seguían el estilo de Sun Ra, llevando tocados egipcios y vestidos africanos y abalorios de carnaval. En escena, se reían y bailaban y caminaban cogidos del brazo. Sun Ra quiso enseñar a su público una expresión de pura posibilidad. Además, la Arkestra era más para los músicos que para el público. Los músicos vivían juntos (durante mucho tiempo en un edificio que Sun Ra compró en Morton Street, en Germantown, un barrio de Filadelfia), trabajaban juntos, pensaban juntos. Cuando no estaban actuando, ensayaban. Tocaban música en vez de dedicarse a actividades sociales, en vez de dormir. La Arkestra respiraba unida la música, se abandonaban a ella, como un solo organismo iluminado con Sun Ra como guía.

Las composiciones de Sun Ra tenían fama de difíciles, incluso para los instrumentistas más dotados. Los músicos de la Arkestra cuentan historias sobre cómo estaban a veces perdidos durante semanas antes de que pudieran escuchar la música en las notas escritas. Los intervalos eran raros, imposibles. Sin embargo, Sun Ra era paciente, escogiendo a veces músicos más intuitivos que expertos, que pudieran ser desarrollados (la gente intuitiva tenía más espacio libre en la mente). Se podría imaginar el edificio de Morton Street como un monasterio, y los ensayos de la Arkestra similares al canto litúrgico, con los músicos encarnando la música a través de la repetición hasta que tocar fuera una experiencia extática. “La disciplina y la precisión eran caminos de la naturaleza, los caminos en los que los planetas giran a través del espacio, por los que vuelan los pájaros; y la precisión y no la confusión era la respuesta, disciplina en lugar de libertad”, escribe Szwed. Sun Ra le dijo una vez a un entrevistador que su verdadera razón para estar en la Tierra (no para ser de la Tierra), era la de ser un maestro. La gente es libre de pensar lo que quieren, dijo. Tienen sus propias mentes. Dios simplemente les deja ir adelante, y adelante y adelante. Pero la gente no se hace preguntas.

“Si los adolescentes están perdidos,” dijo Sun Ra a otro entrevistador, “es porque han sido alimentados con la palabra libertad, no con disciplina.”

En el documental A Joyful Noise, el músico de la Arkestra James Jacson cuenta la historia de su tambor. Había un árbol, dice Jacson, justo al otro lado de la calle desde el 5626 de Morton Street. Y este árbol fue un día herido por el rayo. Yo necesitaba un tambor, dice Jacson. Sun Ra sugirió a Jacson que usara parte de la madera del árbol derribado antes de que lo retirara el ayuntamiento. Jacson pasó todo un verano trabajando con el tocón, vaciándolo, convirtiéndolo artesanalmente en un instrumento de música. Grabó un bajorrelieve en los laterales, un verso sacado del “Libro del despertar” (lo que Sun Ra llamaba el Libro Egipcio de los Muertos). “Yo no sabía tocar el tambor demasiado bien, “ dice Jacson a la cámara, “pero Sun Ra, por supuesto, me enseñó todo un sistema nuevo de tocarlo.” Sun Ra llamó al tambor de Jacson el Tambor de Madera del Antiguo Rayo del Infinito. Era un objeto sagrado de la clase más sencilla, tallado en un accidente de la naturaleza, por un hombre que llegó a entender sus posibilidades simplemente estando con él.

En su novela El Mundo Gris, escrita diez años antes del nacimiento de Sun Ra, la mística Anglocatólica Evelyn Underhill escribió: “Parece mucho más fácil en estos días vivir moralmente que vivir de forma hermosa. Muchos de nosotros nos las arreglamos para existir durante años sin pecar contra la sociedad, pero pecamos contra la hermosura cada hora del día”

Esta observación me recuerda a Sun Ra (quien, quizá, había leído este libro, porque había leído casi todos los libros sobre mística y ocultismo que se habían impreso en inglés). No había escasez de ideas en los algo más de cien años que se reparten desde la mitad del siglo 19 a mediados del siglo 20 sobre cómo mejorar a los muchos Afroamericanos, cómo elevarles y darles una finalidad con un liderazgo fuerte y valores, con un nuevo código moral. Los pensamientos de Sun Ra sobre la necesidad de disciplina y de razón en la sociedad afroamericana fueron compartidos por un gran número de intelectuales americanos y líderes espirituales, desde W.E.B. Du Bois a Elijah Muhammad. Pero en la disciplina por sí sola faltaba, según Sun Ra, energía creativa, vitalidad. Cuando la moralidad se expresaba con belleza, la vida diaria tenía un poco más de esa cualidad misteriosa, mística, una cualidad que Sun Ra estuvo siempre buscando para vencer los “desagradables” aspectos de lo que significa ser un humano en la Tierra. La moralidad podía hacer la vida más sensible, pero la belleza hacía la vida feliz. ¿Por qué llevar sólo un traje oscuro y corbata cuando tenemos disponibles todos los colores del arco iris?

“Todas mis composiciones tratan de describir la felicidad combinada con la belleza de una forma libre,” escribió Sun Ra en La intención de mis composiciones. “La felicidad, al igual que el placer y la belleza, tiene muchos grados de existencia; mi intención es expresar esos grados con sonidos que puedan ser entendidos por el mundo entero… La impresión mental que intento producir es la de encontrarse vivo, vitalmente vivo. El verdadero propósito de esta música es coordinar las mentes de las gentes en una búsqueda inteligente de un mundo mejor, y una aproximación inteligente al futuro vivo.”

Mientras Washington y Du Bois, por ejemplo, fueron productos de la Iluminación, Sun Ra fue un Romántico, encontrando orden en las leyes de la naturaleza y en los modelos de la historia antigua. El inteligente método romántico de Sun Ra, su búsqueda inteligente de un mundo mejor, podrían haber sido expresados por Dostoievski, quien escribió en Notes from Underground:

Las características de nuestros románticos son entenderlo todo, verlo todo y verlo a menudo de forma incomparablemente más clara que como lo ven nuestras mentes más realistas; rechazar adoptar algo o a alguien, pero al mismo tiempo no desdeñar nada; dar paso, ceder el paso, a los argumentos; nunca perder de vista un objetivo práctico y útil… mantener la vista ese objetivo a través de todos los entusiasmos y los volúmenes de poemas líricos, y al mismo tiempo preservar inviolables lo sublime y lo hermoso dentro de ellos hasta la hora de su muerte, y preservarse a ellos mismos también como a una joya preciosa envuelta en algodón aunque sólo sea en beneficio de lo sublime y lo hermoso”… El romántico es siempre inteligente…

¿Qué mejor manera de preservar lo sublime y lo hermoso en un objeto práctico y útil que creando un tambor con el tocón de un árbol olvidado? Sólo en la belleza podrían encarnarse las ideas de Sun Ra, igual que las matemáticas sólo pueden encarnarse en canción cuando son parte de la vida diaria.

En 1979 la Arkestra sacó un disco llamado “La Bella Durmiente.” El primer tema del disco tenía como título “Primavera otra vez”. El sueño, para Sun Ra, era como una pequeña muerte, igual que lo era para la Bella Durmiente. Y además la Bella Durmiente no estuvo nunca muerta de verdad; sólo estaba esperando a ver la primavera otra vez. “Tengo que ser como un niño pequeño”, dijo Sun Ra, “tengo que ser totalmente sincero –poner mi música ahí y decir cógela o déjala.” La vida, para Sun Ra, no era solamente un cuento moral, sino también un cuento de hadas.


 

TEXTO DE UNA NOTA DE PRENSA DE A&M RECORDS EN 1989

Ecléctica, estrafalaria, a veces desconcertante pero siempre imbuída de un poderoso conocimiento del jazz, la música de Sun Ra ha resistido a los escépticos y detractores durante casi tres generaciones. Y no es raro, porque Sun Ra ha estado a la vez aparte y en la vanguardia de la tradición del jazz durante ese tiempo. Como Duke Ellington y el pionero de la era del swing Fletcher Henderson, Sun Ra aprendió muy pronto a escribir música con un formato que permitía exhibir el talento individual de los miembros de su Arkestra, y ha conservado a algunos de estos músicos hasta hoy: John Gilmore, Marshall Allen y Julian Priester, por ejemplo, ya que entraron en la banda en los años 50. Por otro lado, Sun Ra fue el primer músico de jazz en tocar los teclados electrónicos (1956), el primero en intentar la improvisación colectiva con el formato big band, y su preocupación por el viaje espacial como objeto de sus composiciones se anticipó en más de 15 años a grupos como Weather Report. Y todo esto por parte de alguien que incluso rehúsa citar a la tierra como su planeta natal y prefiere decir que ha llegado de Saturno. Como Sun Ra explicó una vez, "Nunca quise ser parte del planeta Tierra, pero estoy obligado a estar aquí, así que todo lo que hago por este planeta es porque el Amo-Creador del Universo me obliga a hacerlo. Pertenezco a otra dimensión. Estoy en este planeta porque la gente me necesita".

Igualmente desconcertante es el hecho de que Sun Ra no tiene un certificado legal de nacimiento. La Biblioteca del Congreso afirma que aterrizó en Alabama, USA, y su pasaporte certifica que su nombre legal es Le Sony'r Ra, convirtiendo así a otros nombres como Sonny Lee, Sunni Bhlount, Armand Ra, and H. Sonne Bhlount en meros seudónimos.

En los años 40, Sun Ra se convirtió en arreglista de shows en el famoso club nocturno de Chicago, el Club DeLisa, y tocó con la banda dirigida por Fletcher Henderson. Henderson era el arreglista de la Benny Goodman Orquestra a la vez que de la suya propia, y fue una gran inspiración para Ra, animándole a seguir escribiendo. A principios de los 50, las composiciones más radicales de Ra pudieron ser tocadas por sus propios grupos, que llevaban vestuarios exóticos e instrumentos inusuales.

Sobre 1955, en Chicago, Le Sony'r Ra se había convertido en "Le Sun Ra" o Sun Ra, líder de la Solar Arkestra que también ha sido conocida por muchos otros nombres como la Myth-Science Arkestra, la Solar Myth Arkestra y la Omniverse Arkestra. Además de los saxofonistas Gilmore y Allen, la banda se enorgullecía de un buen número de músicos que han contribuído enormemente al jazz, como el bajista Richard Davis, el trombonista Julian Priester, el batería Clifford Jarvis, y el músico de viento James Spaulding. La Arkestra propiamente dicha comenzó como lo que se pensaba era una big band de hardbop -algo en sí mismo extraño- en los clubs Grand Terrace y Birdland, pero pronto empezó a incluir improvisaciones libres. Como tal, fue una influencia capital en los emergentes músicos de jazz de vanguardia de Chicago, como Muhal Richard Abrams, Henry Threadgill, y el Art Ensemble of Chicago.

Desde sus comienzos, la música de la Arkestra estuvo imbuída por la filosofía única de Ra, un sorprendente híbrido de ciencia ficción de la era espacial y los rituales cosmo-religiosos del Antiguo Egipto. Esta filosofía se encarnaba visualmente en los trajes llenos de color, las capas imitando a metales y los gorros espaciales que llevaba la banda -la única orquesta de jazz que llevaba un sastre en sus giras- y en la presentación en el escenario que normalmente incluía varios bailarines, buena cantidad de cantos en grupo ("Viajamos por el espacio/de planeta a planeta") y, por lo menos, un recorrido de toda la banda en fila a través del público.

En 1960, Sun Ra trasladó su base terráquea a Nueva York, y en 1968 se asentó en Filadelfia. En ambas ciudades, como previamente en Chicago, la banda vivió y trabajó como un colectivo, con el núcleo principal compartiendo su cuartel general con el líder y asumiendo el papel de cosmo-amigos del maestro. Durante todos los años 60, Sun Ra continuó grabando para su deliberadamente mal distribuído sello Saturn y también en varias compañías europeas, a la vez que iba de largas giras que aumentaban la fama de sus actuaciones en directo. En años más recientes, Sun Ra ha vuelto gradualmente a la música del pasado cercano- los standards y clásicos del jazz con los que había crecido-, aunque siempre filtrados a través de su deliciosamente descentrada perspectiva.

En una entrevista para la revista Jazziz, Sun Ra recordaba "La gente creía que yo era una especie de chiflado con mis charlas sobre el espacio exterior y los planetas. Todavía hablo sobre ello, pero ahora los gobiernos gastan millones de dólares en ir a Venus, Marte y otros planetas, así que ya no es una chifladura hablar sobre el espacio". Para Sun Ra, sin embargo, nunca ha sido un asunto de mera excentricidad. Cuando habla de sus orígenes saturnianos, de observar los planetas y viajar por el espacio o ir al espacio, en realidad es una metáfora generosamente elaborada, o eso les parece a los que no están al tanto de la naturaleza espiritual de las cosas. La música de Sun Ra trasciende las limitaciones de la Tierra al dejar volar la imaginación, y su mensaje es que todos podemos emprender el vuelo con él si tenemos la precisión y disciplina para hacerlo.

The Differences
Sometimes in the amazing ignorance
I hear things and see things
I never knew I saw and heard before
Sometimes in the ignorance
I feel the meaning
Invincible invisible wisdom,
And I commune with intuitive instinct
With the force that made life be
And since it made life be
It is greater than life
And since it let extinction be
It is greater than extinction.
I commune with feelings more than
prayer
For there is nothing else to ask for
That companionship is
And it is superior to any other is.
Sometimes in my amazing ignorance
Others see me only as they care to see
I am to them as they think
According the standard I should not be
And that is the difference between I and them
Because I see them as they are to is
And not the seeming isness of the was.
Sun Ra