Danny Davis y Marshall Allen eran como gemelos unidos por la cadera. No sólo tocaban solos torrenciales juntos, sino que en las partes de conjunto se levantaban y sentaban a la vez, como compartiendo una sola mente.
Danny puso siempre su interés en la Arkestra por encima de todo, y Marshall tuvo hacia Danny el máximo respeto y amor. Danny tenía un magnífico sentido del humor y nos dejó demasiado pronto. Será echado de menos y nunca olvidado.
(Texto de Cary Appenzeller) |